martes, 16 de noviembre de 2010

En todo el mundo, no hay nadie como tú




La verdad es, que toda la vida, incluso ahora un poco, sigo pensando que todos somos especiales, todos tenemos algo que ofrecer a este mundo, que sin nosotros y nuestras "genialidades", estaría vacío.


Recientes acontecimientos, me han demostrado que en el fondo, o no tanto, no somos especiales, somos uno más. Nuestras historias son muy parecidas, nos pasan cosas similares a gente muy similar, aunque no igual.


No eres especial. No eres un bonito y único copo de nieve, eres la misma materia orgánica en descomposición que todo lo demás [que es realmente lo que somos]. Todos somos parte del mismo montón de estiércol...


Todos somos especiales, no? Y por qué casi nadie acaba haciendo cosas especiales? Todo el mundo espera conocer a alguien de su sexo opuesto, o no, y formar una familia, cada una a su manera, ninguna es igual, aunque la mayoría se parecen. Todos queremos acabar haciendo eso al fin y al cabo. Pero en algún lugar de ese tránsito desde la juventud hasta que formas tu familia has de perder tu ser especial; ese que clama por luchar, por revelarse contra la sociedad, por sobresalir ante el rebaño y por cambiar el jodido mundo. Y si perdemos ese espíritu, estamos jodidos.


La única forma que yo conozco de vivir es ser diferente al resto, no parecerme a la manada. Si fuera uno más, no lo consideraría vida. No hay nada peor que ser vulgar, común. En el fondo seguro que me parezco a mucha gente, pero bueno, al fin y al cabo soy muy diferente al resto.


Sólo se puede vivir intentando cambiarlo todo, aunque no se consiga nada, porque es difícil hacerlo esta claro, pero nadie dijo que fuera a ser fácil la vida, ni es fácil hacer cambiar algo que lleva mucho tiempo siendo algo homogéneo, sin mucha gente que despunte, sin mucho "raro" que sobresalga, y a ese grupo, es al que humildemente, me quiero parecer. Quiero ser marginal...


Quiero ser especial y cada día me doy cuenta que eso es más difícil. Cada día me doy cuenta que no somos especiales, somos uno más, cada uno con nuestras cosas, pero al fin y al cabo...


Sol y Luna. Mis dos personalidades. Mi cara optimista y mi cara pesimista. Siempre enfrentadas.


Hoy es un día más. Cada día me doy cuenta de que las celebraciones no valen de mucho. Aunque mi otra parte piensa que es importante seguir viviendo y es importante celebrarlo. Pero al fin y al cabo me quedo con que no me vale de mucho en la vida. Y sólo cuando no lo tenga, como todo en la vida, me daré cuenta de lo que significaba y lo empezaré a valorar...


Así es la vida.