Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volverá a tocarte.
No te veré morir.
*Está sacado de mi segundo blog favorito, la novia de papá [http://blogs.elpais.com/la-novia-de-papa/]
Son duras estas palabras, muy duras, tanto, que se te clavan en el alma y tienes que coger aliento.
Aunque haya sido casualidad, y yo leyera estas líneas mezclando personas, situaciones y lugares...
hoy es un día de despedida, pero no de un adiós, sino de un hasta pronto.
Hoy, irremediablemente, vuelvo al desierto.
A veces nos parece que volvemos al mismo sitio del que nos costó tanto salir, a ese jodido lugar. Pero en realidad no es así, porque ahora somos más fuertes, somos más sabios, tenemos más herramientas para luchar... Porque no somos los mismos que hace un tiempo. Porque conoces el camino para salir de tu desierto.
ResponderEliminarAyer me dijeron que necesitamos al día 4 abrazos para sobrevivir, 8 para mantenernos y 12 para crecer. Yo te doy mil doscientos catorce abrazos, que son los que hacen falta para volar ;).