Sólo sé vivir siempre fuera de control.
Toda la vida con esta eterna lucha entre el bien y el mal, entre mi lado tranquilo y mi lado salvaje. Entre ser un buen chico o ser un balaperdida. A lo mejor no hay que decidir un bando e intentar el equilibrio de ambos es la solución. O tal vez no, y en algún momento tenga que decidirme por uno.
Esta noria constante de sentimientos no me sienta nada bien.
Deleitándome preparando en mi cabeza la nueva escapada...
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